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Las bacterias intestinales pueden causar, predecir y prevenir la artritis reumatoide

Bacterias intestinales Artritis reumatoide

Las bacterias intestinales no sólo descomponen los alimentos. También pueden predecir la susceptibilidad a la artritis reumatoide, sugiere la doctora Veena Taneja, inmunóloga del Centro de Medicina Individualizada de la Clínica Mayo. La Dra. Taneja publicó recientemente dos estudios ─ uno en Medicina genómica y uno en Artritis y reumatología ─ conectando los puntos entre la microbiota intestinal y la artritis reumatoide.

Más de 1,5 millones de estadounidenses padecen artritis reumatoide, un trastorno que provoca una dolorosa inflamación de las articulaciones. Los científicos tienen un conocimiento limitado de los procesos que desencadenan la enfermedad. La Dra. Taneja y su equipo identificaron las bacterias intestinales como una posible causa; sus estudios indican que el análisis de una microbiota específica en el intestino puede ayudar a los médicos a predecir y prevenir la aparición de la artritis reumatoide.

"Se trata de descubrimientos apasionantes que quizá podamos utilizar para personalizar el tratamiento de los pacientes", afirma el Dr. Taneja.

El artículo publicado en Genome Medicine resume un estudio de pacientes con artritis reumatoide, sus familiares y un grupo de control sano. El estudio pretendía hallar un biomarcador -o sustancia indicadora de una enfermedad, afección o fenómeno- que predijera la susceptibilidad a la artritis reumatoide. Observaron que la abundancia de ciertos linajes bacterianos raros provoca un desequilibrio microbiano que se da en los pacientes con artritis reumatoide.

"Gracias a la tecnología de secuenciación genómica, pudimos localizar algunos microbios intestinales que normalmente eran raros y de escasa abundancia en individuos sanos, pero que se expandían en pacientes con artritis reumatoide", afirma el Dr. Taneja.

Implicaciones para la predicción y prevención de la artritis reumatoide
Según el Dr. Taneja, tras nuevas investigaciones en ratones y, con el tiempo, en seres humanos, la microbiota intestinal y las firmas metabólicas podrían ayudar a los científicos a crear un perfil predictivo de las personas propensas a desarrollar artritis reumatoide y del curso que seguirá la enfermedad.

Basándose en estudios con ratones, los investigadores hallaron una asociación entre el microbio intestinal Collinsella y el fenotipo de la artritis. Según los doctores John Davis III y Eric Matteson, reumatólogos de la Clínica Mayo y coautores del estudio, la presencia de estas bacterias podría conducir a nuevas formas de diagnosticar a los pacientes y de reducir el desequilibrio que provoca la artritis reumatoide antes o en sus primeras fases. La investigación continuada podría conducir a tratamientos preventivos.

Posibilidad de un tratamiento más eficaz con menos efectos secundarios
El segundo trabajo, publicado en Arthritis and Rheumatology, exploraba otra faceta de las bacterias intestinales. El Dr. Taneja trató a un grupo de ratones susceptibles a la artritis con una bacteria, Prevotella histicola, y lo comparó con un grupo que no recibió tratamiento. El estudio descubrió que los ratones tratados con la bacteria presentaban una menor frecuencia y gravedad de los síntomas, así como menos afecciones inflamatorias asociadas a la artritis reumatoide. El tratamiento produjo menos efectos secundarios, como aumento de peso y atrofia de las vellosidades -una afección que impide al intestino absorber nutrientes-, que pueden estar relacionados con otros tratamientos más tradicionales.

Aunque todavía no se han realizado ensayos en humanos, el sistema inmunitario y la artritis de los ratones imitan a los humanos, por lo que resulta prometedor que tengan efectos positivos similares. Dado que esta bacteria forma parte del intestino humano sano, es menos probable que el tratamiento tenga efectos secundarios, afirma el coautor del estudio, el doctor Joseph Murray, gastroenterólogo de la Clínica Mayo.

La artritis reumatoide es un trastorno autoinmune; se produce cuando el organismo se ataca a sí mismo por error. El organismo descompone los tejidos que rodean las articulaciones, provocando una inflamación que puede erosionar el hueso y deformar las articulaciones. La enfermedad puede dañar otras partes del cuerpo, como la piel, los ojos, el corazón, los pulmones y los vasos sanguíneos.

El estudio fue financiado por el Centro de Medicina Individualizada de la Clínica Mayo, que apoya la investigación destinada a encontrar tratamientos compatibles con la estructura genética única del paciente. También apoya la transformación de los descubrimientos de la investigación en aplicaciones prácticas para la atención de los pacientes.

FUENTE: Clínica Mayo

Fecha: 17/02/2017

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